A lo sumo podría hablarse de revolución cultural, en la medida en que los tres ámbitos principales de la cultura –la familia, los media y la enseñanza– sufrieron una sacudida que les cambiaría profundamente. Aquella energía revolucionaria mundial tenía obviamente peculiaridades específicas en cada lugar. En plena Guerra Fría, con el mundo dividido en dos bloques, la gran contestación se enfrentaba a dos formas de poder, el imperialismo americano y el imperialismo soviético. De modo que distintas eran las formas de opresión contra las que se movilizaban unos y otros y distintas eran las condiciones en que la agitación se producía.
En México, también fueron los estudiantes con voluntad de liberalizar el mundo universitario los que protagonizaron las movilizaciones que acabarían trágicamente el 2 de octubre del 68 con la matanza de la plaza de Tlatelolco, en vigilias de los Juegos Olímpicos. Nunca se ha sabido el número de personas que murieron allí, cuando un Batallón Olimpia progubernamental empezó a disparar contra la multitud. También ,en Estados Unidos, los estudiantes del campus de Berkeley tuvieron un protagonismo destacado en una movida de carácter contracultural. Pero la guerra de Vietnam y la cuestión de los derechos civiles desbordaron en mucho el ámbito universitario. En 1964, bajo la presidencia de Lyndon Johnson, se aprobó la Civil Rights Act, que reconocía a los negros los derechos de los que estaban desposeídos. Fueron años en que las organizaciones pro derechos civiles adquirieron mucha fuerza en la lucha por los derechos de las minorías. Pero el 4 de abril de 1968, Martin Luther King fue asesinado por James Earl Ray en Memphis, un atentado que nunca ha quedado plenamente esclarecido. El 17 de octubre, en los Juegos Olímpicos de México, los atletas americanos Tommie Smith y John Carlos, medallas de oro y bronce en doscientos metros lisos, al subir al podio levantaron el puño con un guante negro, mientras sonaba el himno americano, para manifestar su pertinencia al Black Power.
Por primera vez, los jóvenes, en diversos lugares del mundo asumían el papel de sujetos del cambio social. Sin duda, tiene ello que ver con el bienestar de los años de posguerra, con la demografía y con la extensión social de la enseñanza superior. Casi todos los movimientos del 68 tienen en las universidades su punto de partida. Casi todos eran la reacción frente a formas cristalizadas de autoritarismo.Una generación de jóvenes se encontraba ante la posibilidad de pensar en algo más que los problemas de subsistencia, pero chocaba con una cultura y unas costumbres muy rígidas a derecha e izquierda (la moral de la cultura comunista, incluso en Europa occidental, no era menos restrictiva que la moral de la cultura conservadora).
La matanza de la plaza de las Tres Culturas de México fue en cierto modo el anuncio de una enorme contracción autoritaria en América latina. Pues el gobierno reaccionó con violencia al querer mostrar que "tenía el control de la situación" en vista de las Olimpiadas y del mundial de futbol de 1970.
Comenta uno de los que en esos tiempos tenían cerca de veinte años.
"Nunca se propuso, por ejemplo, la creación de un partido político que sin duda hubiera podido nacer entonces. (Hay que recordar que la izquierda mexicana no estaba representada en el Congreso donde el PRI reinaba con mayoría casi absoluta y que el Partido Comunista mexicano estaba proscrito). Los estudiantes nunca pensamos en la democracia electoral como una salida. En las asambleas votábamos a "mano alzada", en las marchas creíamos "representar" al pueblo y hasta teníamos un eslogan "¡Unete pueblo!", pero el pueblo hubiera necesitado mucho más para unirse, para participar de verdad en la política: hubiera necesitado una estructura, una institución, un cauce, un partido. Esas nociones, y aun la idea misma del voto, eran ajenas al movimiento estudiantil. El movimiento estudiantil fue, esa es la verdad, un movimiento revolucionario "blando". Por eso se inspiró en los ídolos e ideales de la Revolución cubana, y por eso se topó con los tanques de esa otra mítica Revolución mexicana que seguía reclamado la legitimidad histórica. Pero hay que subrayar que este carácter embrionariamente revolucionario del 68 no justifica en absoluto la represión desatada contra él".
La revuelta por tanto se saldó con un fracaso. Pero se había puesto en marcha un proceso, lento pero imparable, de cambio de costumbres y modos de vida, cuyos efectos políticos y legales se fueron concretando lentamente.
Si quieres leer el texto completo de lo que pasó en México y varios otros países en ese año, visita estos enlaces:
0 comentarios:
Publicar un comentario